Concurso mundial de redacción sobre braile Onkyo 2016

El concurso mundial de redacción sobre braille Onkyo es una iniciativa a nivel mundial ideada y patrocinada por la Corporación Onkyo y Braille Mainichi, dos compañías japonesas comprometidas muy activamente con la difusión del braille. La Unión Europea de Ciegos está a cargo de su vertiente europea.

La edición de este año del concurso de redacción Onkyo ha contado con un total de 51 entradas de 19 países. En general la calidad de las entradas este año ha sido muy alta y el jurado ha tenido que deliberar mucho para elegir a los ganadores. Los factores clave acordados que han guiado esta selección han sido: la creatividad, el formato, el estilo y la habilidad para transmitir la importancia del braille.

Es un orgullo para la EBU presentar a continuación la lista completa de ganadores:   

Otsuki, primer premio:

I see with my fingers (Veo con mis dedos), Teresa Dederko, (Polonia)

Premios a trabajos excelentes:

Categoría junior: Megan Paul (Reino Unido), The bumpy road (Una carretera llena de baches)

Categoría senior: Rodica Sandu (Rumania), The Braille alphabet gave me the book light (El alfabeto braille me dio la luz de los libros)

Premios a muy buenos trabajos:

Categoría junior:

Till Zipprich (Alemania), Sixpack (De seis en seis)

Miguel Fernández Páez (España), I only think of you (Solo pienso en ti)

Categoría senior:

Nathalie Danjou (Bélgica), Once upon a Dot (Érase una vez un punto)

Peter Nielsen (Dinamarca), The sore dot (Su punto flaco)

Premios a trabajos altamente valorados por la EBU:

Ivana Vinko (Croacia), The future of braille is under our fingertips (El futuro del braille está bajo la yema de nuestros dedos)

Ganna Serputko (Ucrania), The whole world in harmony of dots (El mundo entero en armonía de puntos)

Premios a trabajos bien valorados por la EBU:

Jesús Alberto Gil Pardo (España), Braille, not a thousand words (Braille, no en mil palabras)

Brandon Hulcoop (Reino Unido), Life with Braille (with family interviews) (El braille en nuestras vidas, con entrevistas a familiares)

Livi Ciobanu (Rumania), A life exceeded by points (Una vida sobrepasada por los puntos)

PREMIO OTSUKI (PRIMER PREMIO):

Veo con mis dedos  

Por Teresa Dederko (Polonia)

Creo que Louis Braille merece nuestro reconocimiento no solo por dar a los ciegos una forma de lectura y escritura; he leído por lo menos dos de sus biografías y he podido averiguar el hombre tan maravilloso que Braille fue. Es admirable que renunciase a su puesto de organista, un puesto bien remunerado, por un alumno necesitado. Asimismo, antes de su muerte pidió que se quemasen todos los recibos que tenía de los préstamos que había hecho a sus amigos, lo que demuestra que el dinero nunca fue lo más importante para Louis.

Mientras el resto de estudiantes dormía él trabajaba en su código braille, arriesgando así su salud y su vida. De hecho, el objetivo más importante para él era inventar un código accesible de lectura y escritura para ciegos. No esperaba agradecimientos ni honores por su invención; para él el mejor premio era poder escribir y leer en este sistema que sus amigos pronto llamarían braille.

Aprendí braille en un colegio de ciegos en Laski, cerca de Varsovia. Los niños pequeños practicaban braille metiendo pequeñas piezas en trozos rectangulares de madera que asemejaban cajetines braille; de esta forma aprendíamos a diferenciar los puntos braille. Después empezábamos a escribir con pautas braille y más adelante nos daban máquinas de escribir. Todavía llevo una regleta en el bolso para anotar el número de una cuenta bancaria o nombres de amigos.

Es curioso que los alumnos de Laski creaban sus propios códigos secretos basados en el alfabeto braille; el más popular era el llamado código de substracción, según el cual los signos braille se componían de los puntos no presentes en el braille convencional; por ejemplo, la letra “A” que es el punto uno, en este código se representaba mediante cinco puntos, los puntos 2, 3, 4, 5 y 6.

Cuando estaba en primaria mi gran pasión era la lectura. Por aquel entonces leía libros en braille de autores como Curwood, Verne y Jack London. Para mí los libros que describían la vida de los indios eran mucho más interesantes que los que trataban sobre niñas buenas; tal vez porque yo era una niña muy traviesa y daba muchos problemas a mis profesores.

De adolescente leía novelas compuestas por muchos volúmenes en braille, como Lo que el viento se llevó, que constaba de 20 volúmenes en braille, o Guerra y paz, que tenía 22. Cuando estaba leyendo no quería separarme de los personajes y volvía a mis libros siempre que podía, incluso en las clases del colegio, ya que puedes leer un libro braille colocándolo en el regazo sin que el profesor se dé cuenta; también me llevaba libros en braille a la habitación sin que nadie se diera cuenta, y cuando la maestra apagaba la luz en vez de dormir volvía a mis libros, con mis personajes favoritos.

Como madre solía leerles libros a mis hijos por las noches; no tardaban nada en dormirse, porque estaba oscuro y no había dibujos ni luz que les distrajeran. En mi trabajo como bibliotecaria he mirado las fichas y me asombra la cantidad de libros que he leído a mis hijos. Cuando estaba en el colegio soñaba con que me dejaran encerrada en la biblioteca por la noche, ya que solo podíamos sacar libros una vez a la semana. Como bibliotecaria he podido leer libros sin restricciones, ya que conocer los libros es parte de trabajo.

Por supuesto también hago uso de tecnologías más modernas y escucho libros en audio interpretados por mis actores favoritos, pero para mí nada puede reemplazar al braille. Las personas con discapacidad visual hacen uso de distintas modalidades: algunos prefieren la información visual, mientras otros prefieren la información auditiva. Para recordar algo yo necesito tener el texto en braille; puedo escuchar novelas y relatos en audio, pero si se trata de una publicación científica o de un texto en un idioma extranjero prefiero leerlo. Valoro muchísimo las posibilidades que brindan las líneas braille, ya que soy una persona ciega con una modalidad visual y no puedo aprender algo solo escuchando el texto. Incluso ahora a veces pulso la letra D en el teclado cuando quiero poner un 4, ya que el 4 se escribe así.

Estoy completamente convencida de que gracias al braille soy más independiente: puedo escoger el medicamento que necesito gracias a las etiquetas en braille; puedo escribir notas, apuntar números o códigos secretos de cuentas bancarias y estar segura de que nadie más los puede leer; puedo mirar la hora en mi reloj braille cuando estoy en una reunión. No puedo imaginar mi vida sin el braille. Sin el braille no hubiera podido terminar mis estudios ni encontrar un trabajo interesante. Cuando estaba en la universidad no tenía ordenador, por lo que tomaba apuntes en braille y utilizaba contracciones; es una pena que en mi país el uso del braille contraído no sea más común.

Me hice amiga de Louis Braille mientras trabajaba en la Organización Polaca de Ciegos; por aquel entonces tuve la oportunidad de leer su biografía y se convirtió en mi mejor amigo. Nuestra amistad se hizo aún más estrecha cuando nació Małgosia, la menor de mis hijas, el 4 de enero de 1999, esto es, en el 190 aniversario del nacimiento de Louis Braille.

Volví a mi trabajo en la biblioteca de ciegos cuando Malgosia tenía 5 meses. A menudo me la llevaba al trabajo y mis colegas la paseaban en un carrito que teníamos para los libros; de más mayor le gustaba jugar al escondite entre las estanterías de libros y a veces guiaba a los lectores ciegos.

Mis hijos pronto se dieron cuenta de mi discapacidad. Siempre que querían enseñarme un dibujo ponían mi mano sobre el mismo y me lo explicaban. Un día mi hija colocó mi mano en el cristal de una ventana y dijo: “mira mamá, el bebé está llorando”; ciertamente cerca de la ventana podía oír a un bebe llorar.

Ahora mis hijos saben que necesito tener libros en braille, y cuando no tengo ninguno enseguida se dan cuenta; no necesito que nadie me anime, porque para mí leer es un placer. Me gusta mucho leer en braille en aquellos sitios que no son exclusivamente para ciegos, como en museos, ascensores y oficinas. Nunca olvidaré cuando leí el Padre Nuestro en braille en una iglesia de Jerusalén: fue una experiencia inolvidable para mí.

Le doy las gracias a Braille por esta forma tan maravillosa de escritura que nos ayuda a vivir como las personas sanas deben vivir. Gracias al braille podemos estudiar y trabajar para ayudarnos a nosotros mismos y a los demás. Una persona ciega con una educación puede sentirse independiente y sobre todo no es una carga para los demás.

Todos los trabajos ganadores están disponibles en la pagina Onkyo de la EBU.

La EBU quiere aprovechar esta oportunidad para felicitar a todos los ganadores; lo sentimos por aquellos cuyos trabajos no han sido seleccionados. Esperamos que la próxima edición cuente con muchos participantes deseosos de concursar.