Para las personas sin discapacidad visual, y también para aquellas con baja visión, el texto en braille rara vez aparece en sus actividades y vida diarias. Ven y utilizan información impresa, sea en tamaño normal o ampliado.
Sin embargo, partiendo de una directiva europea de 2004, se hizo obligatorio que todos los paquetes y cajas de medicamentos se etiqueten en braille, indicando el nombre del producto y sus indicaciones básicas, tales como la información importante sobre la fuerza de los principios activos. Esto ha conducido a una exposición única del braille en casi todos los medicamentos, visible para los usuarios con vista y que los usuarios de braille pueden tocar.
Esto tiene varias implicaciones positivas. Primero, quienes pueden usar / leer el braille al menos hasta cierto punto, ahora pueden distinguir entre varios productos medicinales sin necesitar la ayuda de quienes ven, y sin tener que inventar estrategias para recordar qué paquetes contienen qué pastillas o lubricantes. Antes, la gente recurría a toda clase de trucos, como bandas elásticas, clips, trozos de cinta adhesiva etc. para distinguirlos táctilmente. Ahora pueden leer el nombre, etc, en el paquete con los dedos.
Segundo, esto lleva a una mayor seguridad e independencia. Un usuario de braille ahora puede identificar el producto deseado por sí mismo.
Tercero, esto es una forma de demostrar lo grande y útil que resulta la señalización en braille. La idea de que dondequiera que haya braille hay una razón obvia para usarlo se hace patente. Cuanto más presente esté el braille, más razones habrá para aprender y usar el braille para promover la independencia, lo que una vez más conduce a una sensación de satisfacción. Obviamente, la industria farmacéutica y la industria de empaquetado al principio no vieron los requerimientos de la UE sobre el braille como forma para convertirse en cruzados del braille, pero, con el paso del tiempo, han tomado cada vez más conciencia de los problemas de independencia y seguridad que fueron algunas de las principales razones detrás de las disposiciones de la directiva.
Merece la pena echar la vista atrás hacia el trabajo que condujo hacia esta Directiva, y una buena forma de hacer esto es ver una version modificada de una presentación que dí en un evento llamado Foro Braille de Medicina que tuvo lugar en Londres los días 27 y 28 de octubre de 2006. La razón detrás del encuentro era la necesidad de que la industria farmacéutica fuera capaz de asumir la legislación europea adoptada recientemente por la que es obligatorio señalizar los medicamentos en braille. Parecía haber muchas limitaciones técnicas que impedían que pudiera aparecer un braille nítido y fácil de leer en el envasado.
En el trabajo de diálogo y estandarización que se produjo, había un gran interés en llegar a algo razonable, pero el movimiento de la ceguera necesitaba constantemente formular sus necesidades, demandas y analizar cualquier propuesta de solución para alcanzar la mayor calidad posible de braille. Mi presencia en este FBM y mi trabajo en el área de los foros técnicos y normativos europeos con colegas de Alemania, el Reino Unido y España fueron maneras de actuar como guardianes, en el sentido más positivo del término.
Para presentarme brevemente, entonces llevaba dos años dirigiendo e impulsando el trabajo de la Unión Europea de Ciegos para establecer pautas para el uso del braille en el envasado farmacéutico, requisitos de los Folletos de Información al Paciente y cuestiones de validación. Representé a las personas con discapacidad junto a colegas en un Grupo de Trabajo del CEN (foro técnico y normativo europeo) encargado del braille en el envasado farmacéutico y presidí dos grupos de trabajo encargados de secciones detalladas de este asunto tan complejo.
Empecemos por citar un principio simple y trillado pero extremadamente válido que todos deberíamos compartir: nada sobre nosotros sin nosotros. Creo que para ustedes, querido público, ni una sola persona aceptaría que acontecimientos, posibilidades, decisiones etc. que les afectaran, se produjeran sin que ustedes mismos o sus representantes hubieran tenido la oportunidad de expresar sus valoraciones o preocupaciones. Vale para nosotros, los ciegos, o para cualquier otra minoría. Parece inútil si personas, llamadas expertos, tecnócratas o profesionales toman decisiones en nuestro nombre sin darnos la oportunidad de hablar, de usar nuestra experiencia en calidad de destinatarios finales que sabemos dónde nos aprieta el zapato. En nombre de la igualdad, el respeto y la dignidad, pero al mismo tiempo para proporcionar a los usuarios un acceso directo a la fase de diseño, se ahorrará dinero, las decisiones serán más sólidas y lo más probable es que el grado de satisfacción sea mucho más elevado que si se nos excluye como grupo de la cadena de planificación, evaluación y toma de decisiones.
Es importante tener en cuenta que este evento tuvo lugar más o menos al mismo tiempo que las negociaciones que llevaron a la creación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD) cuyo Artículo 9 (sobre accesibilidad) estipula que;
"Para permitir que las personas con discapacidad vivan de forma independiente y participen plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes tomarán medidas adecuadas para asegurar a las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con los demás, al entorno físico, al transporte, a la información y a las comunicaciones, incluidos los sistemas y tecnologías de la información y la comunicación, y a otras instalaciones y servicios abiertos o proporcionados al público, en áreas tanto urbanas como rurales. Estas medidas, que incluirán la identificación y eliminación de obstáculos y barreras a la accesibilidad, se aplicarán a, entre otros: la información, las comunicaciones y otros servicios, y promoverán el diseño, desarrollo, producción y distribución de tecnologías y sistemas de la información y la comunicación en fase temprana, de modo que estas tecnologías y sistemas sean accesibles a un coste mínimo."
Aunque este texto está redactado en términos genéricos, creo que no deja lugar a dudas de que el acceso a la información en los envases farmacéuticos es solo un ejemplo de cómo el mundo se puede hacer más accesible para las personas ciegas.
Cuando vemos la magnitud de la minoría en cuestión, se estima que 1 de cada 30 europeos tiene discapacidad visual, teniendo en cuenta las diferentes definiciones de ceguera. Con esto en mente, y disponiendo de análisis más que de estadísticas, hay aproximadamente 30 millones de europeos ciegos o con baja vision de los cuales 1/8 o 3,75 millones de europeos son ciegos, lo que, para este propósito práctico, significa que las personas en cuestión tienen una deficiencia visual que excluye la posibilidad de leer.
Hoy, el cuadro de cómo este grupo obtiene información es muy diferente de la situación de hace, digamos, 20 años. Internet, los medios de audio, la información grabada en cintas y más recientemente en discos y otros medios digitalizados en formato mp3 adaptados al llamado formato DAISY, son preferibles para muchas personas ciegas. La prevalencia de usuarios ciegos de ordenadores capaces de acceder a la información en la red está creciendo y no se restringe necesariamente a las generaciones más jóvenes.
Sin embargo, esta forma de guardar y ofrecer informaión a los ciegos requiere tecnología y no es inmediatamente accesible al tocarla con un dedo. Asimismo esta información no está directamente adjunta al producto que pretende describir. La situación es diferente con el braille, que cuando se escribe o produce se puede leer inmediatamente con la punta de los dedos, si se puede leer, claro. El braille en un cartón, un envase o una caja se asocia directamente a sus contenidos.
La capacidad de leer el braille por medio del sentido del tacto y transferir esa información a través de los dedos para crear comprensión, recuerdo o simplemente reconocimiento requiere:
- Que el braille sea plenamente legible,
- Que el usuario/lector domine los caracteres en braille y
- Que el sentido táctil de la persona ciega esté intacto para poder sentir lo que está escrito en el producto.
Asimismo, el braille, desarrollado al máximo en 1825 por el joven francés Louis Braille, básicamente consiste en una base de 2 puntos en horizontal y 3 en vertical. Esto nos da un total de 2 veces 3 o sea 6 puntos que de un cálculo simple da un número de combinaciones de puntos de 2 elevado a la 6ª potencia, 64 en total. Como una de las 64 combinaciones es todo ceros, ningún punto, ésta se considera como un espacio más que como un verdadero caracter en braille.
En realidad, hoy en día, más allá del sistema literario braille, existe un sistema braille de 8 puntos en muchos países que se usa para todos los caracteres especiales, como el signo del porcentaje, las letras griegas, la barra hacia atrás, barra vertical (subrayado), puntos y otros. Los magos de las matemáticas entenderán que las combinaciones de 8 puntos ofrecen 255 posibles combinaciones en braille. Aunque algunos de ustedes puedan pensar que esto podría resolver problemas de representación ofreciendo un símbolo unificado para caracteres como el signo del Micro como en microgramo, el signo del porcentaje y otros, debo decepcionarles. Primero, solo una parte de los usuarios/lectores ciegos conoce los sistemas nacionales específicos de 8 puntos. Segundo, casi nadie es capaz de dominar los patrones de puntos de las configuraciones de 8 puntos, mucho más complejos. Tercero, es un sistema usado principalmente para manipulación de ordenadores y, finalmente, incluso el código de 8 puntos varía según el país.
Las particularidades lingüísticas, como la cantidad y el tipo de letras acentuadas, afectan considerablemente las representaciones nacionales del braille. El braille se ha desarrollado a nivel nacional, i.e., dentro de un entorno estructurado y casual y casi sin coordinación entre las naciones. A veces, más por coincidencia que por coordinación, diferentes letras que suenan igual se representan igual: La æ danesa y noruega (o ash) y la a umlaut sueco-finesa, que suenan igual pero se encuentran en diferentes puestos en las tablas ANSI, se representan con los mismos tres puntos, 345. Lo mismo pasa con la ø y la o umlaut, ambas se representan con los puntos 246, lo que se ha decidido en los países respectivos de forma independiente.
Mientras que los alfabetos escandinavos tienen todos 3 caracteres acentuados, el español tiene 7 y el francés incluso más. Cada vez que aparece una letra en un idioma, debe ser representada por uno de los 63 signos del braille. La ‘i’ aguda en el braille español se representa con los puntos 34, mientras que en inglés y danés la misma combinación de puntos indica la barra.
En Europa, la diversidad de representaciones dentro del sistema literario en braille del signo del porcentaje, cómo escribir el micro en microgramo, la barra etc. es vasta y las autoridades nacionales del braille generalmente guardan los códigos braille de sus países como leones.
Podría seguir poniendo ejemplos, pero esto parece innecesario. Otro aspecto o peculiaridad, en el sentido más neutral del término, se encuentra al escribir los números. Muchos países del Mundo y de Europa utilizan los signos de numeración (los puntos 3456) para indicar que los signos braille que siguen, las letras de la a a la j, deben interpretarse como dígitos, del 1 al 0. Sin embargo, en los países francófonos, y con la legislación francesa subyaciendo este posicionamiento, se ha decidido aplicar un sistema numérico particular y muy diferente al escribir el braille literario: El punto 6 seguido por las primeras letras del alfabeto con un punto 6 añadido, siendo el cero un caso muy especial. Así que el número 1 en francés, el punto 6 seguido por los puntos 16, sería el mismo signo braille que el símbolo braille escandinavo para el círculo. Y en el Reino Unido y Dinamarca, el dígito 1 se escribiría con los puntos 3456 seguidos por el punto 1, la a. El sistema francés se conoce como Antoine. Por peculiar y nacional que pueda parecer, debe dar muchos quebraderos de cabeza a muchos productores que prefieren la universalidad.
Terminaré esta presentación hablando de los procesos de especificación y validación. Las conclusiones pueden parecer vagas y lejos de ser exactas y concisas. Una de las razones es que no existe un estándar aceptado que seguir, no hay casi investigaciones que utilizar como base para las especificaciones y también, este área es muy subjetiva y depende de la tecnología existente.
Imagínese con gafas y sentado en su cómodo salón con una carta largamente esperada. Usted se ha preparado un gin-tonic para acompañar la lectura. Se sienta, abre el sobre para deleitarse con el contenido, y entonces siente esa irritante sensación de que sus gafas están sucias, cubiertas de alguna sustancia lechosa que emborrona su visión. Usted limpia y seca sus gafas una y otra vez, pero no puede apenas descifrar el significado y solo reconoce unas pocas palabras. Se enfada y termina derramando su bebida en su ropa.
Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con el tema que nos ocupa? Bien, quería darles una idea de lo que sienten las personas ciegas cuando se enfrentan con un braille de baja calidad y tenue. Sé que mi comparación no es del todo válida, ya que las gafas sucias y una barrera entre el ojo y el papel en puridad deberían compararse con, digamos, una persona con las puntas de los dedos ásperas o con las manos muy frías intentando leer un braille legible. Sin embargo, mi idea es que la frustración que sienten las personas ciegas cuando se enfrentan a un braille tenue debido a un realce insuficiente de los puntos es la misma que usted sentiría en el ejemplo de la carta que acabo de dar.
Desde que se aprobó la directiva hasta que se fijó un estándar, pasaron muchos años de encuentros regulares entre órganos de estandarización y organizaciones de ciegos y la EBU como representantes responsables del grupo destinatario, gente de la industria farmacéutica y de la industria del envasado. Fue un proceso interesante y educativo, donde desde el movimiento asociativo de la ceguera tomamos conciencia de muchos problemas técnicos en los que nunca habíamos pensado, incluidos del proceso de armonización de señalizaciones en braille útiles. Durante el proceso se vió la necesidad de fijar estándares sobre el realce mínimo de los puntos braille, desde una perspectiva tanto de legibilidad como de seguridad: ¿Podría un buen o incluso un mal usuario de braille leer los signos en braille y tener la seguridad de que lo sentido es la información correcta? ¿Cómo de bajos podrían ser los puntos braille sin perder una sensación de seguridad? Cuál era el margen para los puntos defectuosos (es decir, que por ejemplo un punto que falta o un punto tenue harían que un usuario de braille pensara que el contenido de cierta sustancia es diferente del que es en realidad, ya que un punto menos podría convertir un 6 en un 9 o un 7 en un 0).
Por esta razón, se emprendió un proyecto de investigación conjunta con la Universidad de Birmingham bajo la supervision de la Sra. Sarah Morley Wilkins' y financiado en parte por la industria y en parte por las organizaciones participantes de usuarios para validar las cotas de realce de los puntos con los que podríamos estar satisfechos y que la industria debería estar obligada a perseguir.
Una última palabra sobre validación. La validación del texto en braille es tan importante como cualquier control de calidad para cumplir con la responsabilidad, evitar responsabilidades penales y prevenir daños. El braille se puede comprobar comparando las representaciones gráficas/pdf con los puntos en braille de los envases. Pero, en lo que respecta a la interfaz de usuario, para asegurar que el braille es realmente correcto y plenamente legible, los requisitos protocolarios del braille deben contener disposiciones del panel de usuario para asegurar que no sólo se aplica la verificación objetiva, sino la subjetiva.
Fueron asuntos complicados, y no algo que se pudiera determinar y describir en unas pocas semanas. El trabajo fue, sin embargo, vital para la directiva, y creo que esto podría ofrecer un mayor interes y servir de guía para otras industrias aparte de la farmacéutica, por ejemplo en el sector del envasado alimentario.
¿Cuántos de ustedes han servido zumo de naranja en un cuenco de cereales del desayuno?
Por John Heilbrunn, Asociación Danesa de Ciegos, Vicepresidente.
Se puede encontrar más información al respecto en la página web de la EBU