Soy la propietaria de una pequeña empresa; para mí la tarea de crear y enviar facturas, por lo general, está llena de pensamientos alegres: he hecho mi trabajo y ahora le toca pagar al cliente; pan comido, hasta que una mañana, al iniciar sesión en mi programa de contabilidad basado en la nube, me encuentro con una ventana emergente que anuncia alegremente: “¡hemos cambiado por completo la interfaz de usuario para proporcionarle una mejor experiencia!” Temiéndome lo peor, intento deshacerme de la ventana emergente, pero no lo consigo; lo vuelvo a intentar, una, dos, tres veces, hasta que me aparece un video demostración, que para mí consiste en cuatro minutos de música corporativa aburridísima. Tengo que pedirle a un compañero vidente que le dé a descartar, tras lo cual me encuentro con que la nueva interfaz es totalmente inaccesible con el lector de pantalla. Pruebo un par de navegadores distintos, cargo una máquina virtual para probar un sistema operativo distinto, pero nada funciona. Una vez más una actualización se ha cargado mi dinámica laboral: la tercera vez este mes; esta vez dejándome sin ingresos.
Estoy segura de que esta experiencia no le resultará rara aquellas personas que trabajan en un entorno profesional. La digitalización ha traído consigo muchísimas ventajas, haciendo que la vida laboral sea más efectiva, pero al mismo tiempo ha dejado a las personas con discapacidad en las manos de los desarrolladores, que aunque tal vez hayan oído hablar de la accesibilidad, no es algo con lo que estén familiarizados; lo que ha creado nuevos retos en prácticamente todas las profesiones. ¿Quieres ser un cocinero y eres ciego? A ver cómo encuentras electrodomésticos sin pantallas táctiles. ¿Eres fisioterapeuta? Los programas para la gestión de clientes no suelen ser muy accesibles. ¿Has creado tu propia empresa? Las crecientes exigencias de marketing y su énfasis en el atractivo visual, hacen que al no tener herramientas de diseño accesibles, tengas que encargar estas tareas a terceros, teniendo que gastar dinero en algo que otros pueden hacer por sí mismos. Y la lista continúa, por lo que es muy importante concienciar a los desarrolladores y fabricantes sobre la importancia de la accesibilidad. ¿Cumple un programa basado en la red con las directrices de accesibilidad WCAG, así como con otras directrices relevantes? ¿Puede utilizarse una máquina determinada si uno no ve? Estas son solo algunas de las preguntas que el propietario de un producto debería hacerse antes de lanzar una actualización.
Sin embargo, la digitalización no ha traído solo problemas. A pesar de lo negativa que ha sido la pandemia del Covid19 para el mundo en su conjunto, no podemos negar que las reuniones por videoconferencia son mucho más accesibles: nada de preocuparse de si el lugar de la reunión será o no físicamente accesible o de cómo identificar al resto de asistentes. Cuando se celebra una reunión a través de un programa como Zoom, puedes asistir desde cualquier lugar; además el lector de pantalla te puede informar de quién más está en la reunión. En algunas reuniones puedes incluso contar con subtítulos en directo y con salas de chat, haciendo que la reunión sea incluso más accesible.
Otro ejemplo: hay varios gobiernos que están considerando la digitalización en el sector público, equiparando la validez de la firma digital a la de la firma impresa; como ciudadana de Estonia, donde hace más de una década que la firma digital está disponible, el poder verificar el contenido de un documento, poder firmarlo y poder verificar mi firma de manera accesible, ha supuesto un avance muy significativo.
Para concluir, no debemos considerar la digitalización como algo negativo. Los productos profesionales no accesibles siguen excluyendo a muchas personas en sus carreras, lo que es señal de que nosotros, las organizaciones nacionales y europeas, debemos hacer más trabajo de concienciación, ayudando a facilitar más información sobre las necesidades y especificidades relativas a la accesibilidad, porque si algo es accesible para todos, entonces la digitalización sí nos beneficia a todos.
Jakob Rosin
Unión de Ciegos de Estonia