EBU pidió a dos de sus miembros de países participantes en el proyecto piloto que nos dieran su opinión y sus impresiones sobre la experiencia, que esperemos puedan servir para documentar futuros desarrollos. Le damos las gracias a Charlotte Santens de Ligue Braille de Bélgica y a la secretaria general de la EBU, Maria Kyriacou, de Chipre, por su aportación, que seguro será de gran utilidad.
Tarjeta Europea de Discapacidad: la experiencia belga
Brailleliga / Ligue Braille (miembro belga de la EBU) comparte el siguiente texto del Foro Belga de la Discapacidad sobre el proyecto piloto de la Tarjeta Europea de Discapacidad.
Contexto
En enero de 2009 la asamblea general del Foro Belga de la Discapacidad debatió los testimonios de personas que se habían topado con problemas para que se les reconociera su discapacidad al viajar a otros Estados miembro de la UE; en muchos casos se tomaron decisiones y se negaron peticiones que restringieron su libertad de movimiento. La idea era garantizar la igualdad de movimiento tomando como base la presentación voluntaria de una tarjeta; no se trataba de crear nuevos derechos. Se presentó el escrito al EDF que defendió la idea en la Comisión Europea.
El proyecto piloto europeo
El comisario europeo decidió poner en marcha un proyecto piloto llamado Tarjeta Europea de Discapacidad: cualquier persona con una discapacidad reconocida en cualquiera de los 8 Estados miembro participantes puede solicitar la tarjeta en base a la normativa de su país; la tarjeta permitirá que se reconozca su discapacidad en los otro 7 Estados miembro. Cuando una persona presente la tarjeta tendrá derecho a ciertos servicios. Cada Estado miembro participante determinará el uso de la tarjeta. En el caso de Bélgica la tarjeta se puede utilizar en las áreas relacionadas con el turismo, el ocio y el deporte.
Evaluación
La Comisión Europea ha llevado a cabo una evaluación a varios niveles de los resultados del proyecto piloto de la tarjeta. La evaluación realizada en Bélgica muestra que:
- Los titulares de la tarjeta valoran positivamente contar con una herramienta que les permita dar a conocer su discapacidad.
- Lamentan no poder utilizar la tarjeta en todos los países de la Unión Europea.
- También consideran que es una pena que tan pocas personas en Bélgica (en los sectores de turismo, deporte y cultura) conozcan la tarjeta.
- No pedían reducción de precios sino garantía de acceso a los productos y servicios disponibles.
- La tarjeta ha resultado ser de utilidad fuera de los países participantes. Por ejemplo, muchos la utilizaron para obtener prestaciones en los museos franceses.
Una tarjeta válida en toda la Unión Europea
El Foro Belga de la Discapacidad valora positivamente el anuncio de la Comisión de proponer que para el 2023 exista una Tarjeta Europea de la Discapacidad que abarque la totalidad de la Unión Europea.
Sin embargo, el hecho de que la propuesta, que esta vez es una iniciativa legislativa en toda regla, trate derechos sociales (que son competencia de cada Estado), puede que termine por frenar la creación de la tarjeta.
El Foro Belga de la Discapacidad está a favor de un enfoque pragmático en cuatro estadios:
1. Habilitar de forma rápida el uso de la tarjeta en todos los Estados Miembro.
2. Mantener los principios de reconocimiento mutuo e igualdad entre todos los ciudadanos europeos.
3. Dejar que cada Estado miembro determine las áreas de aplicación de la tarjeta en su territorio.
4. Negociar de manera progresiva la ampliación de las áreas de aplicación, en base a la capacidad de negociación de los “Consejos Nacionales” y del apoyo de ONG internacionales como el EDF y la EBU.
Tarjeta Europea de Discapacidad: la perspectiva de Chipre
La secretaria general de la EBU, Maria Kyriacou, comparte su experiencia personal del proyecto piloto, tanto dentro de Chipre como en sus frecuentes viajes internacionales.
Me encanta viajar, por lo que la introducción en Chipre en 2017 de la Tarjeta Europea de Discapacidad despertó mi interés, ya que prometía que los titulares podrían viajar por Europa de forma más fácil. Rellené la solicitud a pesar de que pronto me di cuenta de que la tarjeta solo sería válida en los ocho Estados miembro de la UE que habían accedido de manera voluntaria a participar en este programa, ya que la tarjeta garantizaba igualdad de acceso a algunas prestaciones específicas en áreas como cultura, turismo, entretenimiento, deporte y transporte. Además, dado que no contábamos previamente con una tarjeta nacional de discapacidad quería explorar las ventajas que una tarjeta de este tipo podía tener también a nivel nacional.
Al poco de tener la tarjeta me di cuenta de que la lista de prestaciones variaba de un país a otro; en el caso de Chipre las prestaciones eran limitadas y poco atractivas. Las únicas ventajas que me llamaron la atención fue el 50% de descuento en el billete de autobús para el titular y su acompañante y el uso gratuito de hamacas y sombrillas en un área designada de una playa organizada. Aunque puede que a alguien pueda resultarle interesante la entrada gratuita del titular y su acompañante a los distintos yacimientos arqueológicos, esto y otras ventajas que se contemplan en la tarjeta, ya estaban disponibles dese hace tiempo sin coste alguno para todas las personas con discapacidad, aunque sus países no estuvieran incluidos en este programa. Por otro lado, los aficionados al deporte pronto descubrieron que la entrada gratuita para personas con discapacidad y sus acompañantes solo estaba disponible en las competiciones nacionales e internacionales menos populares, excluyéndose los partidos de fútbol. Para acceder a muchas de las prestaciones que se detallan es necesario que los titulares se pongan antes en contacto con las autoridades municipales o locales para comprobar la disponibilidad. Otras desventajas del programa son que la tarjeta tiene fecha de caducidad y que no especifica el tipo de discapacidad del titular.
Durante el último año la Tarjeta Europea de Discapacidad ha adquirido un nuevo uso en Chipre, ya que a menudo se ha utilizado como prueba para que las personas con discapacidad se puedan beneficiar de las exenciones y prestaciones que ha concedido el gobierno en relación a las medidas impuestas en la pandemia del COVID-19.
En lo que se refiere a mi experiencia con la tarjeta en mis viajes al extranjero, es cierto que en mis viajes a Italia y Rumanía pude visitar monumentos de forma gratuita, aunque en la mayoría de los casos no tuve que presentar la tarjeta porque mi discapacidad es evidente. Además, según me pareció entender, las ventajas de las que yo disfruté estaban disponibles para todas las personas con discapacidad y no solo para aquellas de los países que participan en este programa.
Aunque las reflexiones que acabo de hacer puedan parecer pesimistas, mi intención no es subestimar el potencial de la tarjeta, que sigo creyendo es de gran importancia y valor para las personas con discapacidad. La tarjeta sería más útil si en los países participantes se incluyesen todos los Estados miembro de la Unión Europea, y si el listado de ventajas que se incluyen fuese homogéneo y no dependiese del criterio y la buena voluntad de cada Estado miembro. Aunque en este momento viajar parezca un sueño, cuando vuelva a ser posible, aunque sea con limitaciones, puede que la adopción de la Tarjeta Europea de Discapacidad sea más necesaria que nunca.
Por Maria Kyriacou, secretaria general de la EBU